Terapia de choque en psicología: Lo que necesitas saber

La terapia de choque en psicología es una técnica diseñada para tratar trastornos mentales graves mediante la inducción controlada de cambios fisiológicos en el cuerpo o la mente del paciente. Este enfoque ha evolucionado significativamente desde sus orígenes en el siglo XX y, aunque sigue siendo un tema controvertido, se utiliza en contextos específicos bajo estricta supervisión médica. En Mediterapia te contamos todo lo que necesitas saber sobre la Terapia de choque, sus usos y cómo se practica hoy por hoy.

¿Qué es la terapia de choque?

La terapia de choque consiste en provocar, de forma artificial y controlada, un estado de choque fisiológico en el paciente. Por ejemplo, en la terapia electroconvulsiva (TEC), se aplican pequeñas corrientes eléctricas al cerebro para inducir una breve convulsión, generalmente bajo anestesia general. Este procedimiento se realiza bajo la supervisión de un equipo médico capacitado, incluido un psiquiatra.

Aunque puede sonar invasivo, esta técnica se basa en la hipótesis de que estas convulsiones inducidas generan cambios positivos en el cerebro, aliviando los síntomas de trastornos como la depresión refractaria o el trastorno bipolar.

Un vistazo histórico: las terapias de choque

  1. Terapia con insulina
    Introducida en los años 30 por Manfred J. Sakel, esta técnica buscaba tratar adicciones y psicosis mediante crisis hipoglucémicas inducidas por sobredosis controladas de insulina.

    • ¿Cómo funcionaba? Se administraba insulina para reducir drásticamente los niveles de glucosa en sangre, lo que provocaba convulsiones y, en casos extremos, coma. Posteriormente, se estabilizaba al paciente con una solución de glucosa.
    • Resultados: Sakel reportó una mejoría del 88% en sus pacientes, pero estudios posteriores revelaron que los resultados no eran tan prometedores. Además, el tratamiento tenía riesgos significativos, incluyendo muertes y experiencias traumáticas.
  2. Terapia con cardiazol
    Ladislaus von Meduna propuso en 1933 el uso de cardiazol para inducir ataques epilépticos, basándose en la idea de que la esquizofrenia y la epilepsia eran incompatibles.

    • Efectividad: Aunque algunos pacientes (50%) mostraron mejoría, otros experimentaron fracturas debido a las convulsiones.
    • Mejoras: Posteriormente, se añadieron sedantes para controlar las sacudidas, lo que permitió una aplicación más segura. Sin embargo, este método cayó en desuso debido a sus riesgos.
  3. Terapia electroconvulsiva (TEC)
    En sus inicios, la TEC se inspiró en la misma premisa de incompatibilidad entre la esquizofrenia y la epilepsia. Ugo Cerletti propuso reemplazar las sustancias químicas por descargas eléctricas para inducir convulsiones.

    • Avances modernos: Actualmente, las descargas son leves, localizadas y se aplican con anestesia, lo que reduce significativamente los efectos secundarios. Este método es especialmente útil para tratar la depresión refractaria y el trastorno bipolar.

¿Para qué sirve la terapia de choque?

La terapia de choque se ha utilizado históricamente para tratar diversos trastornos mentales, como la esquizofrenia, la depresión resistente a tratamientos, el trastorno bipolar y algunas formas de ansiedad. Aunque en sus inicios se basaba en teorías ahora descartadas, su aplicación moderna está respaldada por investigaciones y protocolos más estrictos.

La TEC, por ejemplo, se utiliza principalmente en casos donde otros tratamientos no han funcionado. Aunque puede causar efectos secundarios como pérdida temporal de memoria y confusión, estos suelen ser transitorios, y muchos pacientes experimentan una mejoría significativa.

La terapia de choque hoy

En la actualidad, la terapia de choque no siempre implica métodos invasivos. Un ejemplo es la terapia de exposición, utilizada para tratar fobias, trastornos de ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Aquí no se inducen cambios fisiológicos directos, sino que se expone al paciente a situaciones que provocan miedo o ansiedad en un entorno controlado.

¿Cómo funciona?

Durante la exposición, las sensaciones de ansiedad iniciales disminuyen con el tiempo, permitiendo al paciente enfrentar sus temores y ganar confianza. Este enfoque ayuda a reducir o eliminar el miedo asociado al estímulo.

La terapia de choque, en sus distintas formas, ha sido una herramienta importante en la historia de la psicología y la psiquiatría. Desde los métodos más invasivos del pasado hasta las técnicas modernas más seguras, su objetivo siempre ha sido mejorar la calidad de vida de los pacientes. Si estás considerando este tipo de tratamiento, consulta siempre con un profesional especializado para evaluar las opciones más adecuadas.